jueves, 16 de febrero de 2012

MITOS PRECOLOMBINOS

Mito de bachué, la Madre del Género Humano

Mito de bachué, la Madre del Género Humano
Uno de los mitos chibchas de la creación de los hombres es el de Bachué, la madre del género humano. Las narraciones mitológicas muiscas indican que en las regiones cercanas a Tunja existía la Laguna de Iguaque, de cuyas aguas emergió Bachué, nimbada de una luz que hizo resplandecer la tierra.
La diosa femenina sacó consigo de la mano a un niño de tres años con quien bajó la serranía y en el llano, en donde posteriormente surgió el pueblo de Iguaque, construyó una choza, la cual se convirtió en la primera vivienda de los muiscas en Boyacá. Cuando el niño creció en su desarrollo. natural, Bachué se casó con él, realizándose así el primer matrimonio chibcha. Esta unión fue tan importante y la mujer tan prolífica y fecunda, que en cada parto tenía entre cuatro y seis hijos, con lo cual muy pronto se llenó de gente la tierra. Este es el origen chibcha del género humano.

Bachué y su hijo y esposo viajaban por todas partes, dejando hijos en todas ellas. Cuando ya estaban viejos llamaron a sus descendientes y fueron acompañados hasta la laguna de Iguaque, su lugar de origen. Allí Bachué les hizo una plática final, exhortándolos a la paz, después de la cual se despidieron y se convirtieron en dos grandes serpientes que se sumergieron en la laguna, que desde entonces se convirtió en santuario chibcha. Los muiscas hacían peregrinaciones a los "Bohíos sagrados" dedicados a la diosa Bachué y a su esposo, que en algunos cronistas aparece como Iguaque o Labaque. Estos dos bohíos de adoración se comunicaban uno con otro. En uno de ellos se adoraba la figura de un niño de tres años, puesto en pie y de oro macizo, y una piedra de moler maíz, también de oro macizo. En los bohíos, los españoles encontraron numerosas ofrendas: mantas de algodón finas y bien hechas, oro fino en pedazos de barras, tejas y centillos, figuras antropomorfas y zoomorfas llevadas como ofrendas.

A la isla Santuario de la Laguna de Fúquene, los chibchas hacían una peregrinación para adorar a varios dioses, entre ellos a Bachué. El culto a los dioses chibchas era servido por cien sacerdotes, quienes atendían a los peregrinos que llegaban frecuentemente de todas partes. Allí se localizaba uno de los Cucas, o seminarios para la formación de los jeques chibchas.

El mito chibcha de Bachué representa el dualismo entre la madre agua y la madre tierra; es el mito femenino más importante entre los indígenas colombianos, el cual permanece en la estructura mental de los pueblos del altiplano cundiboyacense con algunas supervivencias míticas en sus tradiciones y creencias. Este mito proyectó la supravaloración de la mujer entre los chibchas, dejando en el transfondo de la mentalidad social los caracteres de un pueblo con algunas tendencias hacia el matriarcado. En la organización social chibcha, los clanes estaban ligados por línea materna, por lo cual los hombres y las mujeres pertenecían al clan por línea femenina. Precisamente para la sucesión de los caciques chibchas existía la línea matrilineal: Al zipa de Bacatá lo heredaba su sobrino del Cacicato de Chía; al Zaque de Tunja lo heredaba su sobrino de Ramiriquí, y el cacique Tundama lo heredaba su sobrino, hijo de su hermana.

El mito de Bachué también está en relación con la fertilidad de los campos, las cosechas y la influencia de la mujer. Tenemos en cuenta que el matriarcado tiene raíces profundas en la organización social primitiva, en la cual las mujeres dispusieron de la autoridad doméstica y política. Las mujeres chibchas alternaban las faenas agrícolas con los trabajos de alfarería, tejidos, hilados y la dirección del hogar.
Texto tomado de Javier Ocampo López

EL MITO INCA
El mito IncaUn día muy lejano, el dios sin nombre se hizo la reflexión de que debía crear un mundo. Tenía la tierra, el agua y el fuego y eso le bastaba para dar forma a cualquier cosa que deseara formar. Así lo hizo, creando tres planos que componían un único Universo. En el de arriba puso a los dioses, que tenían el aspecto brillante del Sol y de la Luna, de las estrellas y de los cometas, y de todo cuanto luce allá en lo alto, sobre nuestras cabezas. Un poco más abajo, pero todavía sobre el segundo mundo, estaban los dioses del rayo, del relámpago y el trueno, del arco iris y de todas las cosas que no tienen más explicación que la que los dioses quieran dar. Ese tercio superior se llamó Janan Pacha. En el segundo mundo, en el de aquí, Cay Pacha, puso el dios creador a los humanos, a los animales y a las plantas, a todo lo vivo, incluidos los espíritus. En el mundo del tercer plano, el mundo interior, Ucu Pacha, quedó el espacio cerrado y reservado para los muertos. Los tres planos estaban intercomunicados, pero eran unas vías muy especiales las que daban acceso a unos y otros. Al de arriba podía acceder el hijo del Sol, el Inca o príncipe, el Intip churín; desde el interior se podía acceder al de aquí, a través de todos los conductos naturales que se abren desde el interior al exterior, conductos por los que brotan las aguas de la tierra, cuevas, grietas y volcanes, pacarinas, que eran las vías primitivas de acceso por las que llegaron los seres que dieron comienzo a la humanidad; los gérmenes que hicieron nacer los animales, y las semillas que dieron vida a todas las plantas que crecen sobre el mundo de aquí. El esquema de este universo inca sería, pues, el siguiente:
JANAN PACHA
Intip churín
CAY PACHA
Pacarina
UCU PACHA
El ciclo se cierra con este flujo hacia arriba, que parte del Ucu Pacha, a través de una Pacarina, para que la penetren los hombres Ayar y, en el mundo de aquí, den nacimiento al imperio inca, con sus fundadores Manco Capac y Mama Ocllo a la cabeza de una humanidad que, con ellos en la cumbre, puede dirigirse al mundo superior, para comunicarse con los dioses de los que ellos, naturalmente, forman parte.


LOS CINCO SOLES**** ( Mitos cosmogónicos Aztecas)
Según los aztecas el supremo creador de todo fue el dios Ometecuhlti que, junto a su esposa Omecihuatl, creó toda la vida sobre la tierra. En otras versiones, esa pareja creadora original, se reduce a una sola divinidad llamada Ometeotl que adquiere una doble vertiente, por un lado la masculina, Ometecuhtli, y, por otro, la femenina, Omecihuatl. Así, este dios, que aparece como un dios del fuego y como el dios supremo del panteón azteca, es una divinidad andrógina. No recibió culto formal ni tampoco contó un centro de culto, pero estaba presente en cada ritual y en todas las elementos de este mundo. Esa pareja cósmica, o ese dios andrógino, dio a luz a los cuatro dioses que más tarde crearían cada uno de los soles y más tarde tuvo otras 1.600 divinidades más. Según la mitología azteca antes de nuestro sol, que es el quinto, existieron otros cuatro.

El segundo de esos soles fue creado por el dios Quetzalcoatl, dios del Viento. Bajo este sol, los humanos se alimentaron con semillas de árboles, que todavía eran insuficientes para fortalecer a los hombres, que debían sobrevivir a los fuertes vientos. Los tremendos huracanes en ocasiones arrojaban a los seres humanos lejos. A pesar de ello, algunos humanos lograron sobrevivir al ser capaces de transformarse en monos
Tlaloc, que era el dios de la Lluvia en la mitología azteca, creó el tercer sol. Durante la era del tercer sol, los seres humanos hambrientos vivían de cereales. En este mundo, fueron los tremendos volcanes los que provocaron las desgracias. Enromes volcanes hacían erupción y las cenizas caían desde el cielo, consumiendo y enterrando el mundo. Sin embargo algunos hombres sobrevivieron al convertirse en pájaros que podía escapar a aquellas destructivas erupciones.
Chalchiuhtlique, la diosa del Agua azteca, fue la encargada de la creación del cuarto sol. Los seres humanos de esta creación intentaron sobrevivir con una semilla conocida con el nombre de acicintli, pero ésta no era comida suficiente para los humanos, que tenían que enfrentarse a enormes inundaciones. El agua emergió del centro de la Tierra provocando una tremenda catástrofe en el mundo. Algunos seres humanos lograron sobrevivir a esta catástrofe convirtiéndose en peces
.

El resto de los dioses se percató de que Nanahuatl no se alzaría en el firmamento hasta que no recibiese alimento necesario, es decir: los corazones para comer y la sangre para beber, de otros dioses sacrificados. Tras el enfrentamiento entre Nanahuatl y la Estrella Matutina, que se enfadó ante la idea del sacrificio, este último dios que era el más feroz de los 1.600 dioses, fue derrotado. Entonces todas esas divinidades, las 1.600, decidieron sacrificarse para dar alimento a este quinto sol, tras lo cual Nanahuatl, se alzó desde el este. Esos dioses se sacrificaron, ofreciendo su sangre para dar vida a este quinto Sol, pero Hiutzilopochtli tuvo que luchar con las tinieblas para poder expulsarlas del mundo y esa lucha dio origen a las estrellas. En otras versiones, se cuenta que esos dioses se fueron arrojando uno tras otro a ese fuego legendario, hasta transformarse en los astros que componen el firmamento.
Los aztecas se creían a sí mismos como el pueblo elegido para mantener al sol con vida, sin su ayuda este quinto sol, terminado un ciclo de 52 años, no volvería a salir. Para este pueblo la sangre es un elemento fundamental, que del mismo modo que mantiene vivo al ser humano, también puede dar vida al actual sol, llamado Hiutzilopochtli. . Por otro lado, este pueblo creía que igual que los cuatro soles anteriores, Hiutzilopochtli también podía desaparecer en un cataclismo y consideraban, además, que el mundo tal y como lo conocían, sería destruido en un gran terremoto, al final de un ciclo de la rueda calendárica de 52 años. Para mantenerlo vivo le proporcionaban como alimento un componente que sólo se encontraba en la sangre de las madre muertas en el parto, de los guerreros muertos en combate y de los prisioneros sacrificados.
La estructura del Universo y la TierraA pesar de esa continua destrucción y reordenación del Mundo, para los aztecas el Universo se mantiene con una estructura permanente e intacta a lo largo de esas cinco creaciones. La estructura básica del Universo mexica se compone de tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. Los seres humanos vivimos en la Tierra, que es como un enorme disco situado en el centro del Universo. Rodeando a la Tierra hay un anillo de agua que conecta a la Tierra con el Cielo. El Cielo estaba estructurado, según la cosmovisión azteca, en forma piramidal compuesta por trece niveles; trece cielos que sirven de morada a los dioses. Los primeros cuatro niveles constituían el llamado Teteocán, que estaba ocupado por las tormentas, el sol, el firmamento, las estrellas, la luna, etc... Los siguientes niveles del Cielo se conocían con el nombre de Ilhuicatl, donde se encontraban el Dios Rojo del Fuego, el lugar del Dios de la Estrella Blanca del Atardecer y el Dios Amarillo del Sol. El último nivel del Cielo, el más elevado, lo ocupaba el dios Ometecuhlti, el supremo creador de todo.

martes, 14 de febrero de 2012

LEYENDAS CHIBCHAS Y MUISCAS

Leyenda de Bochica


Durante días y noches llovió tanto que se arruinaron las siembras; nadie volvió a salir de sus bohíos (casas), que también se vinieron al suelo, o se mojaron tanto que lo mismo servía tener techo de palma o no.

El Zipa, quien comandaba todo el imperio Chibcha, y los caciques, que eran como los capitanes o gobernadores de los poblados de la sabana, se reunieron para buscar una solución, pues no sabían qué hacer y el agua seguía cayendo del firmamento en torrentes. Se acordaron entonces de Bochica, un anciano blanco que no era de su tribu y quien había aparecido de repente en un cerro de la sabana.

Alto y de tez colorada, con ojos claros, barba blanca y muy larga que le llegaba hasta la cintura, vestía una túnica también larga, sandalias, y usaba un bastón para apoyarse. Él les había enseñado a sembrar y cultivar en las tierras bajas que quedaban próximas a la sabana; y a orar, y a tener una especie de código para los chibchas. Cuando se iniciaron las lluvias, Bochica estaba visitando el poblado de Sugamuxi (hoy Sogamoso), en donde había un templo dedicado al Sol.

Los chibchas decidieron llamarlo, porque pensaron que Bochica era un hombre bueno podría ayudarlos, o todo el imperio perecería a causa de la gigantesca inundación. El anciano dialogó con dificultad con los caciques, pues no dominaba su lengua, pero se hacía entender y le comprendían bastante. Se retiró a un rincón del bohío que tenía por habitación, rezó a su dios, que decía era uno solo. Luego salió y señaló hacia el suroccidente de la sabana.

Cientos de indios organizaron una especie de peregrinación con él. Se detuvieron después de varios días en el sitio exacto en donde la sabana terminaba, pero las aguas se agolpaban furiosas ante un cerco de rocas. Los árboles enormes y la vegetación selvática frenaban el ímpetu del agua. Bochica, con su bastón, miró al cielo y tocó con el palo las imponentes rocas. Ante la sorpresa y admiración de unos y la incredulidad de todos, las rocas se abrieron como si fueran de harina. El agua se volcó por las paredes, formando un hermoso salto de abundante espuma, con rugidos bestiales y dando origen a una catarata de más de 150 metros de altura. La sabana, poco a poco, volvió a su estado normal. Y allí quedó el "Salto del Tequendama". Dicen que Bochica, tiempo después, desapareció silenciosamente como había venido.

Leyenda de la Cacica de Guatavita


Guatavita era el nombre de uno de los más poderosos caciques muiscas, cuya esposa principal fue sorprendida por él mismo en flagrante delito de adulterio. El cacique hizo matar a su rival y obligó a su esposa a comer en público el corazón de su amante. Asustada, la cacica tomó en brazos a su hija y huyó hasta la laguna de Guatavita donde se arrojó. El Cacique, arrepentido, pidió a un sacerdote que rescatara a su mujer con sus poderes pero todo fue inútil. La cacica entonces se convirtió en la diosa tutelar de la laguna a quien los muiscas, supremos cultores del agua desde los arbores mismos de su civilización, transformaron en un adoratorio de cuatro kilómetros de circunferencia, 400 metros de diámetro y 20 metros de profundidad, a una altura de 3.199 metros sobre el nivel del mar, en donde, por medio de los sacerdotes o chuques, tributaban permanentemente a la diosa titular, quien, en forma de serpiente, de tiempo en tiempo salía a la superficie para recordarle a la gente la necesidad de plegarias, para renovarles su fe, en fin, para exigirles sacrificios y votos de toda especie.

Las ofrendas se hacían, por lo general, en figurillas de oro, tiradas por los creyentes y entregadas al sumo sacerdote para que éste, a su vez, sirviera de intermediario ante la diosa acuática, lo que hacia en medio de complicada liturgia, para después arrojarlas al seno de la laguna, donde moraba la diosa quien, satisfecha con las plegarias y las ofrendas, aplacaba su cólera, otorgaba perdón, era generosa con quienes la veneraban.

Este notable suceso daría origen a la ceremonia religiosa y política, conocida, desde la Colonia hasta hoy, como la leyenda de “El Dorado”.

martes, 7 de febrero de 2012

Leyendas Aztecas, Mayas e Incas

El Sol y la Luna
El primer Sol, el Sol del Tigre, nació en 955 a.c. Pero al final de un largo período de 676 años, el Sol y los hombres fueron devorados por los tigres.
El segundo Sol era el del viento. Él fue llevado por el viento y todos los que vivían sobre la tierra, y quienes se colgaban de los árboles para resistir a la tempestad se transformaron en monos.
Vino a continuación el tercer Sol, el sol de la Lluvia. Una lluvia de fuego se abatió sobre la tierra, y los hombres se transformaron en pavos.
El cuarto Sol, el sol de Agua, fue destruido por las inundaciones. Todos los que vivían en esta época se transformaron en peces.
El agua recubrió todo durante 52 años.

Pensativos, los dioses se reunieron en Teotihuacan:
- Quién se va a encargar ahora de traer la aurora sobre la tierra?
El Señor de los Caracoles, célebre por su fuerza y su belleza, hizo un paso adelante:
- Yo seré el sol, dijo él.
- Alguien más?
Silencio.
Todos miraron al Pequeño Dios Sifilítico, el más feo y desafortunado de los dioses, y decidieron:
- Tú.
El Señor de los Caracoles y el Pequeño Dios Sifilítico se retiraron a las montañas, que hoy son las pirámides del Sol y de la Luna. Allá, en ayunas, meditaron.
Luego los dioses formaron un inmensa hoguera, contemplaron el fuego y los llamaron.
El Pequeño Dios Sifilítico tomó impulso y se tiró a las llamas. Resurgió enseguida después y se elevó, incandescente, en el cielo.
El Señor de los Caracoles miró la hoguera ardiente, el seño fruncido. Avanzó, retrocedió, se detuvo, dio varias vueltas. Como no se decidía, exasperados, los dioses lo empujaron. Pero antes de que se elevara en el cielo, los dioses, furiosos, lo abofetearon y le pegaron en la cara con un conejo, tanto que le retiraron su resplandor.
Fue así que el arrogante Señor de los Caracoles se volvió la Luna. Las manchas de la Luna son las cicatrices de su castigo.

Pero el Sol resplandeciente no se movía.
El gavilán de obsidiana voló hacia el Pequeño Dios Sifilítico y le preguntó:
- Por qué no te mueves?
Y respondió, él, el menospreciado, el purulento, el jorobado, el cojo:
- Porque yo quiero la sangre y el reino.

Este quinto Sol, el Sol del Movimiento, iluminó a los toltecas e iluminó a los aztecas. Tenía garras y se alimentaba de corazones humanos.

La Leyenda de Huitzilopochtli


Cuenta la leyenda que Huitzilopochtli nació revestido con ropaje de guerra.: un escudo, sus dardos y su lanzadardos de color azul.
Sobre su cabeza llevaba un plumaje con orejeras. En su pié izquierdo tenía una sandalia adornada también con plumas. Sus muslos y sus brazos estaban pintados de color azul.
Este raro acontecimiento ocurrió, debido a que la madre de Huitzilopochtli, La diosa Coatlicue, que había tenido ya una hija llamada Coyolxauhqui y a otros cuatrocientos hijos que se convirtieron en estrellas, llamados surianos, volvió a quedar embarazada cuando la tocó una bola de plumas que cayó desde el cielo.
Coyolxauhqui y sus cuatrocientos hermanos consideraron este hecho como un agravio y decidieron entre todos matar a su propia madre.
Cuando la diosa Coatlicue se enteró de los macabros planes de sus hijos se sintió muy triste y vivía presa del miedo, esperando su muerte a cada instante, pero Huitzilopochtli, la tranquilizó hablándole desde su vientre y ella se calmó.
Los surianos se prepararon para matar a su madre como si fueran a una guerra, pero uno de ellos, llamado Quauitlicac, sintió pena por su querida madre y le contó al bebé por nacer, Huitzilopochtli, la traición que estaban preparando sus hermanos.
Cuando tenían todo preparado para aniquilar a su madre, nació Huitzipochtli, revestido para guerrear. Ahí mismo, hirió gravemente a su hermana Coatlicue, luego le cortó la cabeza y la arrojó hasta el cielo, transformándose en la luna. más tarde persiguió a los surianos y a los que no lograron escapar, los mató y los convirtió en estrellas.
Huitzipochtli, les quitó las armas y las vestiduras y se las puso él encima, más tarde se convirtieron en sus distintivos.

LEYENDAS MAYAS

Los mayas tras su paso por nuestro mundo, nos han dejado miles de intrigas, unos cuantos misterios y sobre todo fuentes de conocimiento realmente invalorables, demostrando una evolución realmente increíble para la época en la que nos encontramos. Sólo pensar que su calendario es tan exacto como el nuestro, sin estar relacionados para nada, nos hace pensar que eran verdaderos genios en muchos aspectos.
Y entre los grandes misterios que nos han legado, o lo poco que podemos conocer de ellos, tenemos el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas. En este libro encontramos el mito de la creación del universo, como así el mito de la creación del primer hombre.
Pero en este caso nos abocaremos al mito de la creación del universo según sus creencias, en lo que es una leyenda por demás apasionante y aunque no la transcribiré aquí por motivos de espacio y tiempo, si podremos conocer un poco más sobre ella, al menos a grandes rasgos pues realmente merece ser conocida.


En el mito sobre la creación del universo para los mayas, tenemos tres personajes principales. Tres Dioses que existieron antes que existiese otra cosa sobre la Tierra. Ellos son Tepeu, Gucumatz y en menor medida pero no menos importante, Huracán, también conocido como “corazón del cielo“.
Gucumatz o Kukulcan, uno de los Dioses creadores
Gucumatz o Kukulcan, uno de los Dioses creadores
Los dos primeros Dioses nombrados, realizan una especie de conferencia, donde concluyen que es necesario para mantener su herencia, el crear seres para que puedan adorarlos y recordarlos. Así comienzan la Tierra y con los animales, pero al no hacerlo los “castigan” a comerse unos a los otros. Luego vienen los intentos en crear al hombre, para lo que pasarán una verdadera Odisea.
El primero, es de fango, pero se deshace. El segundo, de madera, pero carece de sentimientos y alma por lo que lo descartan de primera mano. El tercero (y si, la tercera es la vencida), crean al hombre a partir del maíz con la intervención de unos cuantos Dioses más, pero siempre supervisados por los tres principales, y logran crear al hombre perfecto, claro que para ellos.
Pero el Popol Vuh, además de tratar el mito de la creación del universo, también nos narra la historia de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, dos legendarios “héroes” podríamos decirles, encargados de desterrar de la Tierra a los señores de Xibalbá

POPUL VUH
El Popol Vuh o Popol Wuj (El nombre k’iche’ se traduciría como: "Libro del Consejo" o "Libro de la Comunidad"), es una recopilación de varias leyendas de los k’iche’, el pueblo de la cultura maya demográficamente mayoritario en Guatemala. El libro tiene un gran valor histórico, así como espiritual. Se le ha llamado, erróneamente, Libro Sagrado o la Biblia de los mayas k'iche's.[1]
Es una narración que trata de explicar o contar de alguna manera el origen del mundo, la civilización y los diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza.
Creación referida
  1. Los dioses crean el mundo, crean los valles y las montañas.
  2. Los dioses crean a los animales, pero ya que no los alaban los condenan a comerse unos a otros.
  3. Los dioses crean a los seres de barro los cuales son frágiles e inestables y no logran alabarlos.
  4. Los dioses crean a los primeros seres humanos de madera, estos son imperfectos y carentes de sentimientos.
  5. Los dioses destruyen a los primeros seres humanos, los cuales se convierten en monos.
  6. Los dioses gemelos Jun Ajpu e Ixb’alamke destruyen al arrogante ser Wuqub’-Kaqix, y luego a sus hijos Sipakna y Kab’raqan...

 II. Historias de Jun Ajpu e Ixbalamke

  1. Ixpiyakok e Ixmukane engendran dos hermanos.
  2. Jun Junajpu y Xb’akiyalo engendran a los "gemelos mono" Jun B’atz y Jun Chowen.
  3. Los señores de Xibalbá matan a los hermanos Jun Junajpu y Wuqub’ Junajpu, colgando la cabeza de Jun Junajpu en un árbol.
  4. Jun Junajpu e Ixkik’ engendran a los "héroes gemelos" Junajpu e Ixmb’alamke (la cabeza de Jun Junajpu escupe a la mano de Ixk’ik, embarazándola).
  5. Nacen los héroes gemelos y viven con su madre y su abuela paterna Ixmukane, compitiendo con sus medios hermanos Jun B’atz y Jun Chowen.
  6. Los "Héroes Gemelos" derrotan a los señores de Xib’alb’a, sobreviviendo a casa de la penumbra, los cuchillos, el frío, el jaguar, el fuego y los murciélagos.

 III. Creación de los hombres de maíz. Descripción de comunidades

  1. Los primeros cuatro hombres reales son creados: B’alam-Kitze’, el segundo B’alam-Aq’ab’, el tercero Majuk’utaj y el cuarto Ik’i-B’alam.
  2. Las primeras cuatro mujeres son creadas.
  3. Tribus descendientes. Hablan el mismo lenguaje y viajan a Tulan.
  4. El lenguaje de las tribus se confunde y éstas se dispersan.

 IV. Espera del amanecer y permanencia en Jaqawitz

  1. Surge Venus, seguida por el nacimiento del sol, causando gran alegría.
  2. Las deidades que traían desde Tula (Tojil, Awilix y Jaqawitz) se tornan de piedra (sólo escapa el duende Saqik’oxol).
  3. Los cuatro varones k’iche’ permanecen escondidos en la montaña.
  4. Por orden de Tojil, el dios patronal de los k’iche’, empiezan los secuestros de otras tribus para realizar sacrificios humanos ante esta deidad.
  5. Las otras tribus, desesperadas por los secuestros, envían cuatro muchachas bellas para seducir a los varones y lograr su derrota, pero son engañadas mediante cuatro mantos mágicos.
  6. Las otras tribus envían un ejército para vencer a los k’iche’ que se ocultan en la montaña, pero antes de llegar a ella, caen vencidos por un sueño inducido por Tojil, y los cuatro hombres k’iche’ les roban sus instrumentos de guerra.
  7. Muerte y consejos de B’alam Ki’tze’, B’alam Aq’ab’, Majuk’utaj, Ik’i B’alam
  8. B’alam Ki’tze’ deja a sus descendientes, los k’iche’, el “Pisom Q’aq’al”, o “Envoltorio Sagrado” que servirá como símbolo de su poder.

 V. Relatos de migraciones

  1. Los hijos de los primeros padres k’iche’ regresan a Tula, donde reciben los símbolos de poder de manos de Nakxit. A su regreso al cerro Jaqawitz son recibidos con señales de alegría.
  2. Parten en una migración en busca del cerro donde habrán de establecerse finalmente y fundar una ciudad. En Chi K’ix se dividen algunos grupos. Pasan por Chi Chak, Jumeta Ja, K’ulb’a, Kawinal y Chi Ismachi’.
  3. En Chi Ismachi’ estalla la primera guerra, motivada por el engaño del grupo de los Ilokab’ a Istayul. Finalmente, los ilokab’ son reducidos a esclavitud.
  4. Crece el poderío de los k’iche’, causando el espanto de los demás pueblos.
  5. Se forman los tres principales chinamit de la Confederación K’iche’: Kawiqib’, Nija’ib’ y Ajaw K’iche’